jueves, 16 de abril de 2015

Vacía

Me siento tan presionada que no se para donde ir ni a donde escapar. A veces desearía no saber, no entender, no poder hablar, no poder pensar. Querría irme tan lejos, y el pensamiento constante de desaparecer no se va de mi mente. Ojalá siguiera todavía allí, tan lejos de todo esto... Quisiera olvidarlo todo y que no me importara nada, absolutamente nada. Los días pasan y hago el mayor de los esfuerzos para que todo vaya bien, para superar baches y saltar muros, pero nunca lo consigo. A veces creo que es mal gastar mis energías, una batalla que no podré ganar.

lunes, 26 de mayo de 2014

Cambio yo, cambian las cosas

Esto empezó hace poco, aunque para mí haga ya demasiado tiempo. A veces los cambios más radicales y más verdaderos son fruto de los golpes más duros y más oscuros de la vida. La realidad es que esto empezó un día en que la vida me lo quito todo, o lo que para mí era todo en aquel momento, y el hecho de haber sentido que ya no me quedaba nada me hizo despertar. Me hizo abrir los ojos y analizarme. Una parte de mí misma había muerto para siempre y la iba a enterrar en lo más profundo de mi interior, y allí quedaría, como la niña asustada y cobarde que era, conformista y patética. Tocaba pasar el luto de este entierro y había que ser fuerte, negación, resignación, lucha, aceptación y renovación. No me podía saltar ninguna o estaría enterrando el resto de lo que quedaba de mi. Mil veces negué lo que estaba viviendo, me negué a la idea de perderlo todo hasta que con los días las cosas se me iban escapando de las manos y cuando no me quedaba nada me resigne, y lo entendí. La culpa era mía, yo había bajado las defensas, había tirado mis muros y había dejado a la vista mis debilidades, mis sentimientos y mis miedos, y pocas cosas son tan peligrosas como eso. Mirarme al espejo y darme un profundo asco ha sido lo más duro que he sentido en mi vida, mirarme y sentir que no quería vivir, que me odiaba, que me repudiaba la imagen que me devolvía el espejo, tanto por dentro como por fuera. Y así comenzó mi lucha, y fui en busca de una nueva forma de vida y de una nueva forma de ser, de querer y de vivir. Y en la lucha constante de cambiar por fuera me encontré cambiando por dentro, me encontré siendo más fuerte, más segura de mí misma. Me encontré con la sensación de sentirme completa, feliz y en paz, me llegó la tranquilidad y la serenidad de saber que me acostaba cada día habiendo dado todo de mí misma para esta nueva lucha. Llegó el amor por lo que hago y de repente el tren de la felicidad pasaba cada mañana y yo solo tenía que tomar la decisión de subirme. No diré que no he tenido días duros, que no he tenido bajonas, pero en ninguna de ellas he pensado en abandonar. Hasta que un día me miré al espejo y acepte mis defectos y brindé por mis virtudes, no necesitaba halagos de nadie porque inesperadamente llegaron los míos. Y me sentí renovada, hay días duros porque la lucha no acaba nunca lo sé, pues ando en una pelea complicada, en la batalla constante de quererse y amarse uno mismo.

martes, 4 de marzo de 2014

Recién levantada lo veo todo con tanta claridad... Mi destino es quererte y que tu no sientas lo mismo por mi. Mi sino es amarte con toda mi alma, desearte, necesitarte y no ser correspondida. Mi destino es vivir enamorada de ti, pero nuestro destino no es estar juntos. 

viernes, 21 de febrero de 2014

Faltas tú 
Después de un tiempo sin ti, descubro que no te necesito. No me eres necesario para vivir, para crecer ni para seguir... Pero tal vez esa certeza es lo que me lleva a querer vivir contigo, crecer contigo y seguir mi camino contigo.  Ya no te necesito, y por eso tal vez, te quiera más que nunca.

domingo, 9 de febrero de 2014

No hace falta...

No hace falta quedarse sola mucho tiempo para darte cuenta de que es completamente posible vivir así, sola. No hace falta mucho tiempo, más bien lo que hace falta son muchas cosas. No sentirse escuchada, entendida, atendida, querida. Y después de sentir todo eso ya eres consciente de que puede que duela vivir así, pero se vive. A veces echo tanto de menos un abrazo, una caricia, un beso por nada, un beso de los de porque sí, porque se me apetece. Un te quiero... Pero de alguna manera, sigo viviendo, no es indispensable. Entonces analizo y pienso, ¿tampoco es indispensable la persona que te lo daba? Y todas las lágrimas que he derramado para que no me dejarás se vuelven patéticas, tristes, insustanciales y vacías, y duelen más. Y de repente no se perdonarte, no puedo perdonarte, no quiero perdonarte. Y no se confiar en ti, no quiero confiar en ti, no puedo confiar en tí. Y me siento usada y utilizada, solo porque ahora ya no te queda más nadie. Solo yo. Escribes que me quieres, pero jamás lo dices. Que me echas de menos, pero llego y no lo parece. Y después de tantos años me pregunto, si tan poco amor me tienes como para no derribar ni uno de esos muros. Tal vez solo sea el cansancio, el agotamiento, la soledad. Tal vez solo sea todas las cosas que han pasado en este corto espacio de tiempo. Parece que fue ayer cuando te oía decir que no me querías, que no sabías si sentías algo, que se te apetecía más estar solo que conmigo. Tal vez sea que he tenido que hacer muchas cosas por ti, y las hago de corazón, pero al tumbarme por la noche en mi cama pienso que si las cosas no hubieran ido así...¿seguiríamos juntos? ¿o ya habrías preferido dejarme a un lado, como un juguete que ya no te gusta, y seguir tu camino? Y por algún motivo que ya no logro entender, esto último apenas me preocupa. Puede ser porque no he logrado perdonarte, no quiero perdonarte o no se perdonarte.