lunes, 2 de diciembre de 2013

Nada se parece a ti...
El sentido común es el menos común de los sentidos...

Ayer necesitaba un palmada en la espalda...

Ayer necesité una palmada en la espalda y recibí dejadez, palabras de reproche y algo de lástima. Puede que por un momento la niña que llevo dentro de mí necesitara algo más, una palabra bonita, un gesto de cariño. Sentirme guapa, querida y deseada, pero recibe apatía y algo de desinterés. Me siento estúpida al creer que esto tiene arreglo, porque no importa lo grande que sea la luz que vea durante un momento al fondo del túnel... Días después siempre se hace la oscuridad. Me siento a esperar una mirada dulce, una caricia suave, un comentario que me haga sentir de nuevo especial, pero en su lugar recibo unas migajas de lo que te sobro, un beso amargo y algo de conversación vacía, en la que solo me implico yo. Ver que todo te interesa más que yo, leer tus palabras sobre otras chicas y para mí... prácticamente nada. Llevar muchos años intentando conseguir algo y ver que ahora el resto se llevan los resultados y yo me quedo sin nada. Ayer necesitaba una palmada en la espalda... Y de repente no sé como la recibí, no de nadie especial, sino de mi misma. No tengo que seguir esperando, no tengo que sentarme a esperar cosas que no llegan. Tengo que salir a vivir, a encontrarme con esa luz. Ocuparme de mí, mimarme y quererme. Porque el amor y la felicidad empiezan en uno mismo, dentro de uno mismo.