Todos deseamos una palabra de aliento cuando las cosas no han ido bien,
y comprensión de los demás cuando, a pesar de la buena voluntad, nos hemos vuelto a equivocar.
Que se fijen en lo positivo más que en los defectos;
y que haya un tono de cordialidad en el lugar donde trabajamos o al llegar a casa.
Que se nos exija en nuestro trabajo, pero de buenas maneras;
y que nadie hable mal a nuestras espaldas; y que haya alguien que nos defienda cuando se nos critica y no estamos presentes.
Que se preocupen de verdad por nosotros cuando estamos enfermos;
y que se nos haga la corrección fraterna o amistosa de las cosas que hacemos mal, en vez de comentarlas con otros...
Querido Nadie: Te escribo a ti, porque eres nadie, y como tal no lees, no hablas, no me juzgas. Y cuando un día tu Nadie, seas nadie para siempre, nadie conseguirá ser Alguién para mi...